Necesidades e idoneidades
Por Antonio Ochoa (18 de Febrero, 2009) Lne.es
No suelo dedicarme a cantar las excelencias de nuestro Gobierno autonómico porque ya hay gente que se dedica a ello, a tanto el lametazo, y no quiero caer en el intrusismo. Pero, cuando hacen algo bien, es de rigor reconocérselo y ahora han conseguido una cosa que yo juzgaba imposible: poner de acuerdo a todas las fuerzas del espectro político cangués. Todos coinciden en que el asunto del centro de salud no ha sido una simple pasada de frenada del Principado como las que acostumbra, es que han tirado de frente llevándose por delante a todos los ciudadanos del concejo. Después del montón de tiempo que llevamos dedicados a darnos de tortas mientras nos robaban la cartera, no es pequeño logro que nos hayamos parado a reflexionar. Mucho es lo que llevamos perdido en el rifirrafe. Nuestros concejos vecinos y no tan vecinos se han estado repartiendo alegremente nuestros despojos y no los culpo por ello. Nuestra es la responsabilidad y no de ellos. Nos han dejado en ropa interior. ¡Intentemos, por favor, conservarla y salvar junto con ella la dignidad que nos queda!
No nos olvidemos de que el Gobierno regional ha tenido que emplearse a fondo para hacernos reaccionar. Ni el desmadre de la Casa de la Cultura, ni el cachondeo del Museo del Vino, ni los desvíos de fondos a otros sitios, ni los desvergonzados incumplimientos de plazos de la autovía nos hicieron inmutarnos. Pero al fin lo han logrado. Tal vez algunos recalcitrantes sigan deseando que les asalten en plena calle, les den una tanda de palos y los dejen en pelotas para poder quejarse del aumento de la inseguridad ciudadana en la villa, pero la mayoría hemos empezado a recapacitar. Por mucho que creas tener la casa invadida de roedores, quedarse de brazos cruzados, riéndose mientras la destruyen con la esperanza de que los aplaste al caer, es bastante tonto y colaborar en el derribo es más tonto todavía. Ahora bien, ayudar a tirarla abajo estando tú dentro es una estupidez de dimensiones considerables.
Claro que las declaraciones de los portavoces del Gobierno regional sobre el centro de salud no tienen desperdicio. Para empezar, ¿cómo pueden hablar de gastos excesivos ellos que tiraron y siguen tirando millones por los desagües de la Laboral y la TPA? ¿Cómo pueden hablar de cosas innecesarias ellos que tienen cientos de asesores para aconsejar a los consejeros? Y, sobre todo, ¿cómo pueden decir que el sitio no es adecuado? ¿No se dan cuenta de que eso no es un ataque contra el actual alcalde sino contra el anterior? ¿Cómo pueden afirmar que un hombre de la experiencia del señor Cuervo no es capaz de distinguir un agujero bueno de uno malo? ¿Creyeron que porque ahora se pase la mayor parte del tiempo «senando» en Madrid no se iba a enterar? ¿Creyeron que iba a permitir que se cometiera semejante desafuero contra un aforado sin decir «esta boca es mía»? Cada día le doy más la razón al señor Bono en sus observaciones sobre los compañeros de partido. Créanme, señores del Principado, donde comen ochocientos comen ochocientos uno. Contraten a un asesor más, uno que realmente sirva para dar buenos consejos y evítense el bochorno de estas meteduras de pata.
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